Paisajes A las 8:30 de la mañana habíamos quedado con
Mohamed, un taxista que habla español que nos llevó al hotel en gran taxi el viernes. Ya habíamos acordado precio 800
dh tras regatear bastante. Os dejo el número de
móvil por si
queréis contactar con él 00212-71378842.

Del hotel, fuimos a los
Jardines de Menara. Allí Yolanda e Izan aprovecharon para subir en
camello(foto de la izquierda).
Con las montañas del Atlas como telón de fondo(aunque no se aprecia en las fotos por culpa de las nubes), no sorprende que estos jardines sean unos de los lugares más fotografiados de Marruecos. Es también un lugar muy popular para ir de
picnic. El mejor momento del día para visitarlos es a última hora de la tarde, cuando la mayoría de los turistas se han ido o como en esta ocasión, a primera de la mañana,

cuando todavía no hay nadie. La Menara, construida en el siglo
XII por los almohades, fue concebida más como una granja, que como unos jardines. El terreno contiene más de 30.000 olivos alrededor de un estanque. El antiguo pabellón (
menzeh) fue construido más tarde, en 1870, y desde el balcón del primer piso se disfruta de unas vistas maravillosas de la gran extensión de agua y las montañas en la lejanía.
Entrada: Gratis (jardines); hay que pagar entrada para el pabellón.
Después de eso nos pusimos a la carretera en dirección a
Essouira, a 179 km de
Marrakech por una carretera de doble sentido y un carril de circulación en cada

dirección (bastante mala, pero aceptable).
La mejor manera de llegar a
Essaouira desde
Marrakech es en '
grand taxi' aunque también hay s
ervicios de autocar de compañías privadas que salen todos los días desde la estación de autobuses de
Marrakech.
En la carretera que lleva hacia el Océano Atlántico se pueden encontrar algunas cooperativas de mujeres bereberes que trabajan con una oliva particular que se recoge en los
árboles de argan(foto de la izquierda). Esta planta antigua, se encuentra en peligro de extinción y vive exclusivamente en esta zona de Marruecos, además está protegida por la
UNESCO. De la nuez de esta oliva se extrae,

con un mortero de piedra, un aceite que recoge una serie infinita de propiedades (el proceso se muestra en la foto de la derecha), entre ellas la de ser un potente
anti-radicales libres para el cuidado de la piel. También se utiliza para uso alimentario y su sabor recuerda al de las almendras tostadas.
Casualmente kilómetros antes de llegar a ellas,
Mohamed nos habló de las 'fantásticas' propiedades del aceite de
argan, y nos llevó a una de esas cooperativas, donde por supuesto se llevaba comisión si compramos algo (como todos

los taxistas).
A pocos kilómetro de
Essaouira, a unos 8, hay un mirador desde el que se ve la ciudad costera, tal y como se aprecia en la foto de la izquierda.
Entre unas cosas y otras, eran las 12:30 pasadas cuando aparcamos en
Essaouira, justo al lado del puerto, en las casetas que hacen la vez de restaurantes en la plaza, así que el taxista nos llevó a una de esas casetas (son todas iguales y tienen lo mismo), donde está el pescado y marisco fresco expuesto (derecha), para que tu elijas lo que quieres comerte a la brasa, y según

las piezas y el peso, te hacen un precio por la comida entera incluyendo las bebidas.
Yo elegí 1,100
kg de langosta, dos
gambones rojos, cuatro galeras, casi 1
kg de langostinos y un lenguado de 1
kg. con ensalada y bebida nos pedían 1000
dh y al

final se quedó en 400 por todo.
Después me dí cuenta que el taxista estaba escondido en la caseta,
detrás de un 'muro' de
cartón, en una banqueta que hacía la función de silla y mesa, comiendo

pescado y marisco, lo que intuí era su 'comisión' por llevarnos como clientes...
De todos modos, por lo
leído en los foros, el precio que pagué finalmente es bueno.
También, el bueno de
Mohamed nos convenció (convencido de que era necesario ya que era una ciudad nueva para nosotros) de contratar un guía para la visita de la ciudad, que teóricamente hablaba español (si a eso se le podía decir hablar), el

cual sólo se preocupó de llevarnos a dos tiendas a que intentásemos comprar algo (fracasó) y poco más, ni siquiera se dignó a enseñarnos lo más bonito de la ciudad, las murallas que la protegen del mar. De modo que nos tocó buscarnos la vida así que os explico a continuación algo de historia de la ciudad.
Essaouira, localidad costera del siglo
XVIII, ofrece un bienvenido descanso del calor y el bullicio de la ciudad. Su historia se remonta al siglo
VII, aunque fue reconstruida en el siglo
XVIII siguiendo el estilo de la localidad francesa de
St-Malo. Sus arenosas playas y sus casas pintadas de blanco y azul han convertido a
Essaouira en un lugar muy frecuentado por los artistas, que en la

actualidad forman parte importante de la comunidad. Las
fortificaciones portuguesas, francesas y
bereberes que se extienden a lo largo del paseo marítimo contribuyen a realzar la imagen mística de esta localidad.
Orson Welles rodó algunas partes de su película
Otelo (1952) en las murallas de la
Skala du Port, una de estas fortalezas. Los vientos alisios del

Atlántico han convertido a la ciudad en un destino muy popular para los amantes del
surf. Otras actividades populares son tomar el sol (en verano) y la práctica de deportes como el fútbol o el
jogging.
Essaouira es una de las ciudades marroquíes con un estilo más europeo y es muy popular entre los viajeros independientes y los

aficionados al
surf. Se puede obtener más información sobre esta localidad en la oficina turística, 10
rue de
Caire (
tel: (044) 783 532 ó 473 819;
página web: ).
Despues de 1h 30 m de paseo por sus zocos, callejuelas y murallas, y de subir a lo alto de las torres de la muralla,
tomamos el camino de vuelta a
marrakech, donde llegamos a eso de las 19:00h. Aquí debajo dejo el resto de fotos de
Essaouira:





Las fotos de arriba son de los zocos y calle principal del casco antiguo, dentor de las murallas.








Hasta aquí imágenes de las murallas.




Y estas desde la plaza y la torre.
Después de un breve reposo y unas duchas rápidas volvimos al corazón de la ciudad, a la plaza Jema el Fna, donde cenamos en los puestos de la plaza, más concretamente en el nº31, donde casi siempre había cola para sentarse ya que está recomendado por la guía Lonely Planet. De todos modos, las salchichas, si están bien tostaditas están de muerte, buenísimas... Os dejo más imágenes de la plaza de noche aquí debajo:


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